Facturas es el nombre genérico con el cual se denomina en Argentina y Paraguay a la gran variedad de masas dulces introducidas por la inmigración europea que se instaló en la región del Río de la Plata, y que con el tiempo fueron adaptadas al gusto de la región. En Uruguay se elaboran panificados similares (aunque no iguales), conocidos como bizcochos.
A principios del siglo XX, entre los inmigrantes de la región se encontraba panaderos europeos de filiación anarquistas o comunista, con lo cual cierto tipo de facturas y masas recibió nombres que se burlan de las instituciones políticas, económicas y religiosas: por ejemplo, vigilantes, cañoncitos, suspiros de monja, o bolas de fraile. Hoy forman parte de los bocados recurrentes de la Gastronomía de Argentina. Suelen consumirse como desayuno o merienda, y son un acompañamento común para el mate cocido, el café con leche.
Las facturas más populares son las medialunas (similares al cruasán francés, pueden ser "de manteca" o "de grasa", las últimas más delgadas que las primeras). Las demás variedades incluyen las tortitas negras, vigilantes (similares a una medialuna recta y algo aplastada con membrillo en una punta y crema pastelera en la otra, los churros, las berlinesas, palmeritas, cañoncitos de dulce de leche (que deben distinguirse de los bizcochos uruguayos llamados “cañoncitos)", entre otras.
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